El gigante taiwanés TSMC se ha colocado en el centro de una escasez mundial de semiconductores de vanguardia. Fuentes del sector señalan que la demanda del nodo de 2 nm es tan intensa que la capacidad de producción de la compañía ya está comprometida al menos hasta finales de 2026. El auge de la IA y la carrera de los grandes actores por asegurar la fabricación de sus futuros chips aceleran este tirón. En la práctica, quienes se movieron primero han blindado una capacidad escasa, dejando a los rezagados con menos margen de maniobra.
En este contexto, TSMC ha notificado a sus clientes subidas de precios. Los incrementos empezarán en 2026 y, según una guía preliminar, se prolongarán durante cuatro años consecutivos. El primer ajuste se mantendría en cifras de un dígito, mientras que los analistas contemplan un rango del 3% al 10% en función del volumen y de las condiciones contractuales.
La tensión no se limita a los 2 nm. Se prevé que las líneas de 3 nm de TSMC alcancen la utilización máxima en 2026, lo que prepara sus propias faltas de oferta y podría añadir en torno a otro 3% a los costes. Existen alternativas —entre ellas el 2 nm GAA de Samsung—, pero muchos clientes siguen inclinándose por TSMC por su estabilidad y altos rendimientos. Esa preferencia, comprensible, estrecha aún más el embudo.
Apple sigue siendo el cliente estrella: los analistas estiman que ya aporta alrededor del 24% de los ingresos totales de TSMC. Informes indican que Apple ha reservado por adelantado más de la mitad de la capacidad para los chips de 2 nm A20 y A20 Pro, lo que deja a competidores como Qualcomm y MediaTek con margen limitado o la necesidad de pasarse al proceso N2P posterior. El equilibrio de fuerzas se inclina claramente hacia quienes aseguraron acceso con antelación; el mensaje para la industria es nítido: la prioridad se gana antes.
Para aliviar la saturación, TSMC está construyendo tres nuevas fábricas dedicadas a la producción de 2 nm, pero su puesta en marcha llevará tiempo. Hasta entonces, el mercado se moverá en un clima de escasez, precios al alza y una competencia intensa por las tecnologías de proceso más avanzadas.