La resolución 2K (2560×1440) se ha consolidado como un punto intermedio cómodo entre Full HD y 4K. Ofrece detalle nítido sin las exigencias brutales del 4K nativo. Para mantener el juego fluido con ajustes altos, importa combinar bien los componentes, y los editores de Pepelats News plantearon dos equipos bien compensados anclados en parejas distintas de CPU y GPU.
Primera configuración
El procesador es el Intel Core i7-14700K. Es un chip potente para jugar, con frecuencias altas y un gran rendimiento por hilo, un rasgo clave en videojuegos. Las reseñas actuales lo sitúan entre los mejores CPU de 2025 para gaming.
La tarjeta gráfica es la NVIDIA GeForce RTX 5080. Ofrece margen de sobra a 2K, especialmente con DLSS o escalado activado, y mantendrá 120+ FPS en la mayoría de juegos modernos.
Un kit de 32 GB de DDR5 es el mínimo sensato para una experiencia fluida y algo de margen a futuro; hoy cuesta recomendar menos. El almacenamiento conviene resolverlo con un SSD NVMe de 1–2 TB para albergar juegos grandes y acelerar las cargas. La placa base elegida usa el chipset Z790 para dejar espacio a actualizaciones. Por último, una fuente en torno a 850 W con certificación al menos Gold evita llevar al límite a la GPU y al resto del sistema.
Para la refrigeración, una líquida de calidad o un disipador por aire de gama alta ayudará a mantener a raya las temperaturas del i7-14700K bajo carga sostenida.
¿Por qué esta combinación?
El i7-14700K equilibra rendimiento y precio y no hará cuello de botella a la RTX 5080.
La RTX 5080 apunta a 2K con años de margen de rendimiento.
32 GB de RAM es el nuevo estándar práctico para proyectos exigentes.
Un SSD NVMe y un chipset moderno aportan agilidad y flexibilidad para futuras ampliaciones.
Segunda configuración
Este equipo se articula en torno al AMD Ryzen 7 9800X3D, favorito de 2025 para jugar gracias a su 3D V-Cache, que puede aumentar significativamente los FPS en muchos títulos. La tarjeta gráfica es la AMD Radeon RX 9070 XT. Combina una generosa dotación de VRAM con arquitectura moderna, algo útil a medida que crecen las demandas de texturas.
De nuevo, 32 GB de DDR5 es el suelo recomendado: ideal para juegos y tareas en segundo plano. En almacenamiento, apuesta por un SSD NVMe de 1–2 TB sobre PCIe 4.0/5.0 para alojar bibliotecas grandes y cargarlas a plena velocidad. La placa base debería ser X870 o X970, pensando en posibles actualizaciones.
Una fuente con certificación Gold de 850–1000 W ofrece un margen cómodo. En refrigeración, opta por una líquida de 280–360 mm o un disipador de primer nivel para manejar las necesidades térmicas del Ryzen 7 9800X3D.
¿Por qué este conjunto?
El 3D V-Cache brilla en juegos que se benefician de baja latencia y FPS altos.
La RX 9070 XT ofrece holgura de VRAM y capacidades para nuevos lanzamientos.
La arquitectura actual de AMD es competitiva y una pareja CPU+GPU bien ajustada rinde con gran eficiencia.