Li Auto apuesta por la IA: conducción autónoma, OTA 8.0 y VLA
El CEO de Li Auto prevé coches plenamente autónomos en 3-5 años. OTA 8.0 estrena el modelo VLA de IA, con asistente que aprende hábitos y sin paywall.
El CEO de Li Auto prevé coches plenamente autónomos en 3-5 años. OTA 8.0 estrena el modelo VLA de IA, con asistente que aprende hábitos y sin paywall.
© A. Krivonosov
El CEO de Li Auto, Li Xiang, trazó su visión sobre hacia dónde se encamina la conducción autónoma. Según explicó, los coches inteligentes plenamente autónomos llegarán en un plazo de entre tres y cinco años —en el mejor escenario, tres; con una previsión más prudente, cinco—. Añadió que esos vehículos se convertirán en los mayores terminales de inteligencia artificial del mundo físico y que, para 2030, podría surgir un fabricante cuya escala supere la del iPhone. Es un calendario ambicioso, aunque verosímil a la vista del impulso del sector.
También sostuvo que los sistemas avanzados de asistencia a la conducción no deberían quedar tras un muro de pago. Hoy muchas empresas cobran un extra por esas funciones, lo que las deja fuera del alcance de numerosos conductores. Señaló que más personas —en China y en el resto del mundo— deberían poder experimentar el atractivo de las tecnologías chinas de IA a bordo. El mensaje empuja al mercado hacia una adopción más amplia, no hacia un acceso restringido por precios premium.
En septiembre, Li Auto empezó a desplegar su actualización OTA 8.0, con mejoras en los asistentes de conducción, el habitáculo inteligente y la plataforma eléctrica. El eje de la versión es el modelo de conducción VLA de tercera generación. La primera iteración se basaba en reglas; la segunda adoptó un enfoque de extremo a extremo; y VLA es un gran modelo de IA que comprende situaciones de tráfico, interpreta órdenes humanas y recuerda los hábitos del conductor, funcionando en la práctica como un chófer personal virtual.
En conjunto, Li Auto apuesta por la inteligencia artificial como el vector que marcará a la industria en la próxima década, con la expectativa de que el próximo gran salto llegue de la conducción autónoma y tenga capacidad para reconfigurar el mercado global. Es una apuesta arriesgada, pero coherente con el ritmo de un sector que corre por convertir el software en su gran elemento diferencial.