Prolo Ring en Kickstarter: controla tu PC con gestos y panel táctil
Prolo Ring es un anillo inteligente con panel táctil y sensor de 6 ejes para controlar el cursor por gestos. Bluetooth, hasta 30 días con base y desde 99 $.
Prolo Ring es un anillo inteligente con panel táctil y sensor de 6 ejes para controlar el cursor por gestos. Bluetooth, hasta 30 días con base y desde 99 $.
© Prolo Ring
Imagina usar tu ordenador sin ratón: esa es la idea detrás del nuevo Prolo Ring, presentado en Kickstarter. Este anillo inteligente, fabricado en aluminio anodizado, combina una superficie táctil, un botón modular y un sensor de movimiento de 6 ejes para mover el cursor, lanzar macros y ejecutar más de 40 gestos en el aire.
Su rasgo distintivo es un minipanel táctil integrado en el propio anillo. Reconoce toques, pulsaciones prolongadas y deslizamientos, de modo que permite seleccionar elementos, abrir menús contextuales, ajustar el volumen o controlar la reproducción. El botón modular situado arriba actúa como una tecla modificadora y amplía el abanico de acciones posibles.
Con la detección de movimiento incorporada, Prolo Ring identifica decenas de gestos: desde pasar fotos con un giro de dedo hasta dirigir una presentación con un solo movimiento. El fabricante asegura que funciona sin retrasos perceptibles y que no requiere grandes aspavientos, a diferencia de Soli de Google, que nunca terminó de cuajar.
Gracias a Bluetooth, el anillo es compatible con cualquier plataforma. Con una sola carga ofrece hasta 8 horas de uso, y la base incluida extiende la autonomía hasta 30 días. El precio arranca en 99 dólares para el modelo base, 129 con carga inalámbrica y 149 para la edición Pro, que añade una licencia para funciones profesionales. Esa licencia desbloquea todas las capacidades únicamente en un dispositivo, una limitación que ya suscita preguntas entre posibles compradores.
La campaña ya está en marcha y, si reúne suficiente atención, podría acercar una nueva forma de interactuar con el PC y otros dispositivos, con el dedo ocupando el lugar del ratón. Si se cumplen las promesas sobre la latencia, la propuesta puede resultar más práctica de lo que parece a primera vista, una idea que intriga y, al mismo tiempo, invita a cierta cautela.