EE. UU. frena la modernización de Samsung y SK Hynix en China
Estados Unidos retirará en 120 días las licencias para que Samsung y SK Hynix importen equipos a sus plantas en China, frenando la modernización de chips.
Estados Unidos retirará en 120 días las licencias para que Samsung y SK Hynix importen equipos a sus plantas en China, frenando la modernización de chips.
© D. Novikov
El pulso comercial entre Estados Unidos y China vuelve a sacudir a la industria global de semiconductores. El Departamento de Comercio de EE. UU. comunicó que revocará las licencias que permitían a los gigantes surcoreanos Samsung y SK Hynix importar equipos estadounidenses para sus plantas en China. Las nuevas restricciones entrarán en vigor dentro de 120 días, un plazo que deja poco margen de maniobra.
No se trata de cerrar fábricas, pero sí de congelar la modernización y la expansión con la tecnología más puntera de origen estadounidense. Para Samsung, la planta de Xi’an es especialmente clave: aporta cerca del 40% de la producción mundial de NAND. SK Hynix, por su parte, se arriesga a toparse con dificultades en la fabricación de DRAM. En China, ambos grupos producen sobre todo en nodos maduros (28 nm y superiores), mientras reservan sus trabajos más avanzados para Corea del Sur y Estados Unidos.
Washington presenta oficialmente la medida como un paso de seguridad nacional, orientado a frenar el progreso tecnológico de China y evitar cualquier uso militar del equipo. Aun así, la decisión introduce una incertidumbre de largo aliento: las compañías no podrán reemplazar equipos averiados ni adquirir nuevos sistemas a proveedores estadounidenses.
Según especialistas, las exenciones temporales vigentes desde 2022 habían contribuido a mantener el equilibrio de la cadena global de suministro. Con su retirada, podría abrirse espacio para fabricantes chinos de equipos y para la estadounidense Micron. Mientras tanto, más de 20.000 empleados de Samsung y SK Hynix en China quedan ante un escenario inestable. El Ministerio de Comercio de Corea del Sur ya negocia para amortiguar el impacto, pero el mensaje de Washington es inequívoco: alejar la fabricación avanzada de chips de China. Esa trayectoria empuja a los fabricantes a prepararse para un futuro con menos certezas.